Versículo clave
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” – Juan 15:4 (RVR60)
Reflexión
La relación con Jesús es fundamental para nuestra vida como cristianos. Él es la vid verdadera y nosotros somos los pámpanos. Así como un pámpano solo puede dar fruto si permanece unido a la vid, nosotros solo podemos dar fruto si permanecemos en Cristo.
Permanecer en Cristo implica una vida de oración, estudio de la Palabra, comunión con otros creyentes y obediencia a sus mandamientos. Esto no siempre es fácil, ya que vivimos en un mundo lleno de distracciones y tentaciones que pueden alejarnos de nuestra relación con Dios. Pero si perseveramos y nos esforzamos por permanecer en Cristo, él promete que dará fruto en nuestras vidas.
Este fruto no solo se refiere a las cosas que hacemos, sino también a la persona que nos convertimos en Cristo. La presencia de Jesús en nuestra vida transforma nuestra manera de pensar, hablar y actuar. Él nos da amor, paz, paciencia, bondad, amabilidad, fe, mansedumbre y templanza. Estas son las características de un verdadero discípulo de Cristo.
Hoy, te animo a reflexionar en tu relación con Jesús. ¿Estás permaneciendo en él? ¿Estás permitiendo que él te transforme? Si no estás seguro de tu respuesta, tómate un tiempo para orar, leer la Palabra y buscar la comunión con otros creyentes. Permítele a Cristo ser el centro de tu vida y verás cómo él te dará fruto y te transformará en la persona que él desea que seas.